Berlín, conocer la historia para vivir la ciudad

Berlín, un lugar en el que estaba y pensaba que no volvería, pero un lugar que cuando me fui ya solo pienso en regresar. Sé que resulta un poco difícil de entender, pero mi historia de amor con Berlín nació cuando volví a España y me puse a pensar en todo lo visto y vivido.

Berlín es una ciudad muy intensa, con mucho que ofrecer. Es una de esas ciudades a las que necesitarías volver varias veces para entenderla, para sentirla y para vivirla. Los días que estuve allí fueron pocos e intensos. No tuve tiempo a pensar y analizar lo que vi. Y una vez llegué a casa y asimilé la visita, me di cuenta de que en algún momento de mi vida necesitaría volver, pero de forma más relajada.

Ya os he dejado alguna de las cosas que ver en Berlín en mis posts de Instagram, pero pronto tendréis muchas más información de la capital alemana en el blog.

Breve historia de Berlín

Es necesario saber un poco a grandes rasgos la historia de Berlín para poder entender cómo de maltratada ha estado la capital alemana a lo largo de los años. Saber por qué sus ciudadanos han vivido épocas muy largas de miedo y silencio. Y cómo afortunadamente todo eso acabó el 9 de noviembre de 1989 con la caída del muro.

Berlín comenzó siendo, allá por mediados del 1200, un asentamiento de cazadores y pescadores. En 1303 fue cuando comenzó a llamarse Berlín, al unificarse con Cölln. A partir de esta fecha Berlín comenzó a ganar importancia, convirtiéndose en la capital de Brandeburgo, un siglo después.

La Guerra de los Treinta Años (siglo XVII) asoló la ciudad.

En el siglo XVIII nació Prusia, convirtiéndose Berlín en su capital. En ese momento adquirió una gran relevancia, no sólo como una de las ciudades industriales más voyantes del reino, también a nivel cultural. No debemos olvidar que Prusia fue una de las grandes potencias europeas y mundiales.

El auge de Berlín continúo cuando, tras la Guerra Franco-Prusiana se unificaron territorios y se creó el Imperio Alemán. ¿Su capital? Efectivamente, Berlín.

Llegó la Primera Guerra Mundial y, a partir de ahí, comenzaron a llegar los años más oscuros de la capital alemana. En 1919 la monarquía se abolió tras la caída de la dinastía Hohenzollern. En ese momento nació la República de Weimar. Y en una década, más o menos, llegó el nazismo.

En 1933 Adolf Hitler toma el poder y comenzaron las represiones al pueblo. Algunas de ellas muy recordadas como Incendio del Reichstag el 27 de febrero de 1933, o la Noche de los Cristales Rotos 9/10 de noviembre de 1938. No podemos olvidarnos de los campos de concentración y exterminio, de los horrores vividos por el pueblo judío, comunistas, anarquistas, socialistas, homosexuales, gitanos o personas con discapacidad, entre otros. Porque aunque el objetivo de este post sea recordar la historia en un tono amable, no hay que olvidar que el Holocausto existió. Hay partes de la Historia que deben ser contadas tal y cómo son. No se pueden blanquear.

Se dice que el 75% de la ciudad de Berlín quedó reducida a escombros durante los ataques de las fuerzas aliadas. Tras la Batalla de Berlín y con el suicidio de Hitler, el nazismo terminó. Pero los años oscuros de la ciudad de Berlín no acabaron aquí.

Berlín fue un pastel que se repartieron entre los ganadores: británicos. americanos, rusos y franceses. Así fue: se hicieron cuatro porciones. En la zona oeste, los aliados crearon la RFA (República Federal de Alemania) y en el este, los soviéticos la RDA (República Democrática Alemana). Así comienza el llamado periodo de la Guerra Fría.

La gente intentaba escapar del este al oeste. En el más absoluto de los secretos, la noche del 12 al 13 de junio de 1963, comenzó la construcción del muro de Berlín. Más de 100 kilómetros de muro que separaron la misma ciudad durante tres décadas. No sé sabe exactamente cuántas personas murieron al intentar cruzarlo. No sólo se aisló una parte de Berlín, se aislaron familias, amigos, vidas. Personas que no pudieron verse en 30 años o que nunca volvieron a verse.

La noche del jueves 9 al 10 de noviembre, el muro cayó. Berlín se unificó de nuevo y volvió a ser la capital. Alemania ingresó en la Unión Europea. A día de hoy, Berlín vuelve a ser una ciudad culturalmente muy importante y una de las capitales de Europa y del mundo más importantes.

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